Estimados Amigos Visitantes
A continuación compartimos con todos
Uds. el siguiente interesante artículo relativo a la GRAMTOLOGÍA aplicada al
estudio de la historia antigua, trabajo que está siendo desarrollado por Erik Velásquez García,
del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma
de México, esperamos sea de su interés:
México.- Cuando hablamos de los mayas
generalmente se hace desde los ojos de la antropología, pero ¿qué pasaría si se
les observara a través de la metodología de la historia y a los hombres
occidentales modernos con la mirada de la antropología, contrario a la
tendencia que se inició en el siglo XIX, la cual utilizaba la historia para el
estudio de las sociedades occidentales y la antropología para las que no lo
eran?
Lo anterior es uno de los planteamientos
de investigación en los que trabaja Erik Velásquez García, del Instituto de
Investigaciones Estéticas de la universidad Nacional Autónoma de México, quien
sostiene que un historiador que trate el tema de la Segunda Guerra Mundial o
cualquier otro proceso histórico occidental no toma los documentos y les cree
todo, siempre los somete a contraste con otros datos, hace crítica y se provee
de otros enfoques que le permiten analizarlos historiográficamente, entre otros
aspectos, como un discurso narrativo.
"En mi opinión, las inscripciones
mayas son literatura, asociada a la narrativa y la oralidad. No es correcto
tratar de escribir la historia maya tan sólo a través de las inscripciones
jeroglíficas, puesto que además de que son registros oficiales de los
mandatarios mayas, los fundamentos de la crítica histórica -postulados desde
1725 por Giambattista Vico- exigen no conformarse con las autoridades
documentales. Se cuenta también con los datos que proporcionan otras ciencias
que estudian el pasado, como la arqueología, la bioarqueología o la historia
del arte, que no necesariamente ofrecen la misma visión del pretérito que
brindan las inscripciones jeroglíficas, lo que permite aspirar a una visión más
global y amplia del pasado. Como todo historiador sabe desde los tiempos de
Vico, existe el prejuicio de suponer que los antiguos estaban mejor informados
que nosotros acerca de los tiempos que les eran más cercanos".
Los mayas no tenían el interés de
escribir historia -investigación- como nosotros. Velásquez García apunta que lo
que hay son documentos oficiales, pues el objetivo era dejar una imagen de sus
gobernantes y sus ancestros, sus dioses y sus acontecimientos -que son los que
dan legitimidad a los gobernantes.
El doctor en historia del arte añade que
los mayas legaron valiosos documentos escritos que pueden suscribirse dentro
del género de los anales, de las crónicas, de los textos rituales o de los
registros conmemorativos. Medios de memoria colectivos que le otorgan mucha
importancia a las autoridades, a los ancestros y a la tradición -no a la
investigación-, casi siempre arropadas con un lenguaje poético que, a su vez,
forma parte de arcaicas fórmulas retóricas de la oralidad, y donde los hechos
de los dioses desempeñan un papel muy relevante, que le otorga sentido a las
acciones humanas.
Manifiesta que la investigación
histórica que lleva a cabo es una que más que mostrar el dato -lo que han hecho
exhaustivamente sus colegas epigrafistas nacionales y extranjeros-, es
encontrar la relación que los mayas veían entre los hechos de los dioses y de
los antepasados con los de los hombres contemporáneos a las inscripciones. Se
interesa también en mostrar las razones, causas y consecuencias de un evento
histórico sin perder de vista que es el historiador o investigador moderno -y
no los documentos antiguos- quien a través de su mirada critica, metódica y
reflexiva determina cuáles son los hechos históricos. Los textos mayas,
asegura, no explican nada de ello, pero en cambio consignan hechos que
adquieren sentido dentro de un esquema mítico y cosmológico complejo, ajeno a
nosotros.
"Para que las inscripciones mayas
sean historia como nosotros la entendemos hace falta que cumplan con una serie
de aspectos y características, como por ejemplo explicar procesos y no sólo
consignar acciones. Pero en realidad a los textos mayas antiguos no les falta
nada, porque son discursos que satisfacían plenamente las necesidades de
aquellas sociedades. Por ello hay que recordar que los mayas no escribieron
para nosotros", indica el Premio de Investigación de la Academia Mexicana
de Ciencias 2013, en el área de humanidades.
Explica que su interés por el tema de la
escritura jeroglífica maya surgió porque se trata del primer sistema de
escritura nativo del continente americano que se descifró satisfactoriamente,
lo cual ha permitido tener acceso a escritos elaborados entre los años 300 y
900 a.C., esto es 600 años antes de la Conquista.
"Eso nos da una ventana
completamente nueva, novedosa en la historia de este continente sobre el
periodo prehispánico, precolonial, mirada que solo se tenía a través de la
arqueología, pero los datos arqueológicos son datos mudos y ahora tenemos datos
escritos que hablan de lo que los mayas dejaron fonéticamente escrito en
lenguas mayas". Por ello las inscripciones son también datos lingüísticos
de primera mano, que permiten atisbar nuevas ventanas hacia el pasado, para
comprender mejor la historia de los idiomas de la familia mayance.
Las crónicas que se generaron después de
la Conquista española en el siglo XVI eran la única narrativa sobre ese periodo
de la historia, "con la gran limitante que eran documentos que entre más
al pasado se iba eran menos confiables en lo fáctico -no por ello menos
interesantes- porque se generaron justo en el periodo de choque con los
conquistadores europeos, con una mirada de su propia época".
Erik Velásquez apunta que en la
actualidad se puede contrastar esa información con textos que los pueblos
precolombinos dejaron escritos siglos antes, abriendo con ello muchas puertas
para comprender la transformación de las creencias, de la organización
política, los nombres de sus gobernantes y qué época vivieron, etcétera; pero
también su literatura original, la evolución de la gramática, sus
lenguas". Y hasta la manera como se transformó la visión de su propio
pasado.
En lo que atañe al arte, área de su
especialidad, el investigador indica que los mayas dejaron una mirada directa
acerca de la temática de su interés representada en su pintura y el bajo
relieve, y que en algún tiempo se interpretaba por conjeturas muy
especulativas. Aunque en este tema hay mucho aún por investigar, pues existen
múltiples modalidades de relación entre los textos escritos y las imágenes no
verbales.
En 1999, Velásquez García conoció al
epigrafista Alfonso Lacadena García-Gallo, de la Universidad Complutense de
Madrid, quien trabajaba en una nueva corriente en los estudios mayas enfocada
en el análisis lingüístico y gramatical de las inscripciones mayas, algo que
para entonces no se hacía, por lo que él decidió especializarse en el tema
convirtiéndose así en el primer epigrafista mexicano dedicado al análisis
lingüístico de las inscripciones mayas.
"Esto fue muy importante ya que a
la llegada de los conquistadores en el siglo XVI existían 32 lenguas o idiomas
mayances completamente diferenciados unos de otros, tan distintos entre ellos
como lo podía ser el italiano del francés. Entonces la pregunta siempre fue ¿en
cuál de esas 32 lenguas genéticamente emparentadas se encuentran los
jeroglíficos mayas? y para la respuesta se tenía que acudir al estudio de la
gramática (morfología, sintaxis y fonología), por ejemplo, cómo elaboraban su
voz activa o su voz pasiva, el gerundio, el participio, las preposiciones,
entre otras".
El historiador destaca que fue el
enfoque gramatical el que permitió resolver el problema del idioma mayance
representado en los documentos oficiales, y resultó de ese análisis que las
lenguas mayas más próximas a las de las inscripciones son el choltí, un idioma
extinto en el siglo XVIII, el cual se hablaba en la selva lacandona y en el
Petén (Guatemala); y otra lengua muy parecida, el chortí, que todavía se habla
y permanece viva entre algunos cientos de hablantes en el límite fronterizo
entre Guatemala y Honduras.
Fuente: OEM en línea
Reciban un cordial saludo.
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